jueves, diciembre 29, 2005

Hijo de perro - La cruz de cholguán







Hijo de Perro

La cruz de cholguán


Marcelo Gamonal es fotógrafo pero en sus primeros trabajos ha destacado por su obsesivo afán de recolectar desechos, que a modo de objetos encontrados se incrustan en sus instalaciones de notoria raigambre popular y religiosa.
Muñecas, garrafas y sanitarios han sido presentados por él como íconos sagrados y revestidos por la aura propia del catolicismo pagano, que tan bien se expresa en las animitas -aquellos pequeños templos urbanos y rurales que santifican la partida violenta de la tierra, que le ofrecen un hogar a las almas en pena-, las cuales son aludidas en forma permanente por este creador.

Visto así, no sorprende que Gamonal aparezca ahora con una pietá escandalosa, compuesta por una madre desenfrenadamente erótica -la perra, la monja ardiente-, un hijo burlesco -el Cristo gay- y un espíritu santo visible por única vez como perro embalsamado.
La danza es total y todos conspiran en ella bajo un encuadre único, que propicia una escena muy cercana a Gamonal, la que se completa con una Biblia familiar, una figura religiosa de yeso policromado y, de fondo, una ilusoria cruz de cholguán, que evidentemente se dobla por su propio peso.
En esta misa, el hijo del Dios-Perro es Patricio Egaña, el dealer más famoso de Chile, quien ha hecho ver sin pudor su condición de suicidado por la sociedad, homosexual, portador de sida y único superclase del hampa redimido por el arte. Se debe recordar que su sangre contaminada fue vertida no hace mucho sobre una tela y conmutada sobre la eternidad de la plástica criolla por el pintor Benjamín Novoa Longueira.
Más allá del regreso público a la fotografía, su arma de origen –con la que ha logrado una iluminación de pulcritud industrial, que borra cualquier intento de mediatinta, profundidad o tono valor, remitiendo la imagen al color local, propio de los elementos-, Gamonal vuelve a mostrarse como un pícaro recolector, que encuentra en la precariedad medios y en el juego azaroso de las circunstancias el más pleno y fructífero espacio de indagación.
El propio Egaña y el perro embalsamado -obra de Antonio Becerro que, curiosamente, lleva por nombre “La pietá”- no son más que nuevos objetos encontrados para Gamonal, quien exhibe maestría en el reciclaje, quizás el oficio mayor de la sobrevivencia.


T. Muñoz

Diciembre 2005



La piedad es la imagen que llega a nosotros en la obra de un hombre que renace. Es el primer sentimiento humano del cristianismo, es el sentimiento de una madre para con su hijo; la obra ejecutada en Patricio Egaña seguramente, como todo lo humano, no será entendida desde su ejecución y puesta en marcha, en cambio el moralismo y la transgresión serán los tópicos que llevarán la discusión al respecto y, más aun, no dejando ver la obra. Por el contrario, el asunto no es moral, porque el arte no lo es, es anterior a todo valor; su dignidad se juega en lo que deja ver de nuestro tiempo.
La piedad, como he dicho, es un sentimiento humano; es la compasión que me vuelve con el otro, hacia un mismo sufrimiento y que, como todo pathos, revela la finitud humana. Los dioses nunca son piadosos, nunca se rebajan al sufrimiento humano. Cristo ha encarnado la misión de revelarse, amando al débil, al dios judío, dios de un pueblo que sólo se ama a sí mismo; encuentra él, como hijo, la auténtica relación piadosa, la con la madre.
Cristo es hombre y Dios; en su última pasión, en manos del poder romano y víctima de los suyos, queda solo, arrojado a la suerte de los hombres; padre porqué me has abandonado, pregunta viendo su propia finitud, su ser hombre, su ser mortal; poco después la madre se apiada de la suerte de su hijo; hijo de un adulterio sólo justificable para algunos hombres por la presencia de un espíritu santo, que parece ser más hombre que el mismo Cristo, pero cuya mediación no fue suficiente para el destino ingrato de un hombre que dice ser dios y que, por su herencia, parece que lo fue.
En este contexto en la obra encontramos varios puntos que rescatar; ahora es la madre la que está en manos del hijo, quien luego la egaña con un perro bajo la mirada piadosa, y entonces, ¿qué siente la madre?; la imagen fotográfica, plenamente lograda por Marcelo Gamonal, no sólo muestra la admirable perfección con la cual el blanco y el negro no son solamente límite de luz, sino que la posibilidad del movimiento, a través de la serie de fotografías; Patricio con su expresión se vuelve una estatua viva, como si ésta ya acabada, en ello, volviera a ser piedra y ese finalmente fuera el verdadero arte del escultor: que la forma deje hablar la piedra. La piedra en este caso es el sentimiento humano de la pérdida, que surge de la promesa de vida eterna, no ésta, llena de baches y menesterosidad, sino la de los dioses. Es el hombre, personificado en la amoralidad de la estatua fotográfica, la que ahora refugia la finitud de la madre, con lo cual se han invertido los valores; aquí quien muere es la madre y todo lo que ella protege; el hijo ama a la bestia y siente piedad por su madre extinta, mostrando el camino de nuestro tiempo: la vida terrena como la única vida posible, sin madre ni patria. Ha sido superada la cruz del hombre cristiano, y es el arte quien nos muestra esta soberbia del artista como un hombre no piadoso o, quizá, más bien sea esta afrenta, en apariencia atea, la compasión de nuestro tiempo que, como siempre, en el margen de lo ya autorizado, mira hacia arriba, con la mirada dolida, recibiendo a cambio cruz y la mirada piadosa de un mañana por venir.
J. Garrido
Profesor de Filosofía.
Diciembre 2005

6 comentarios:

Guille Chiliztli dijo...

Buenisimo Blog!!!!
Maestro!!!!

Saludos!!!!

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Señor Gamonal:

No sé que decirle. Me amargó mi Semana Santa. Consiguió su objetivo con creces.

Le cuento que no soy Obispo ni Cardenal, ni siquiera un cura párroco, todas personas a las que Usted seguramente detesta; soy un simple estudiante universitario que cree profundamente en Jesucristo y en su Madre, la Virgen. Mi único “cargo eclesiástico” es enseñar el catecismo a niños de colegio antes de recibir los sacramentos.

Soy un laico, católico practicante, que dedica cada minuto de su vida a Dios (muy imperfectamente, he de confesar).

Quizás a Usted le de lo mismo, le provoque risa que haya gente así. Pero hay mucha, Señor Gamonal: hay mucha gente normal, corriente, humilde, más o menos pobre, vieja o joven, de las más variadas condiciones sociales, culturales, profesionales, etc. que creen en lo mismo que yo creo: que sigue a Cristo con fidelidad en el marco de la Iglesia católica, institución que Usted ha declarado - con hechos, no con argumentos- aborrecer.

Le insisto que no afectó únicamente a los poderosos, a los que según Usted controlan la vida de la Iglesia y la conciencia del pueblo. Los católicos no somos tontos: creemos en lo que creemos porque tenemos buenas razones para ello, más profundas de lo que Usted cree.

Usted tendrá las suyas, respetables, para no creer lo mismo que nosotros; incluso para creer exactamente lo contrario. Pero, ante todo, es un ser humano que ha de ser respetado como tal, en su libertad para pensar como piensa; lo mismo que nosotros los católicos: somos personas con dignidad, con sentimientos, etc., que inevitablemente nos sentimos dolidos por su “acción de arte”, no sé si llamarla así.

Alégrese, Señor Gamonal, cumplió su objetivo:

Le amargó la vida a muchos chilenos; probablemente, como en mi caso, varias familias comentaron su “obra” a la hora del té; y discutieron airadamente, porque unos defendían la “libertad de expresión” de un “artista” y otros, el respeto a las personas en su dignidad; esto incluye las personas amadas y las creencias espirituales más íntimas, que no se pueden desligar de ningún ser humano.

Sepa que el cristianismo es, ante todo, la creencia en una persona. Nosotros amamos a Jesús de Nazareth como persona, no como una idea abstracta e irracional.

Me pregunto si Usted ama a alguien en este mundo. Si ama profundamente a alguien, supongo que no le gustaría que se hiciese una “acción de arte” mofándose de esa persona, injuriándola y riéndose de todos los que creen en ella y la aman con todo el corazón.

Además, me pregunto si haría semejante acción con otra religión, como el Budismo o el Judaísmo, por citar sólo dos ejemplos. Pienso que no lo haría, porque sabe que el repudio sería generalizado.

No se equivoque: el repudio de la Iglesia católica (incluyendo a los fieles laicos) es infinitamente menor que el que se produciría en el caso, por ejemplo, de esas otras creencias o religiones.

Usted no es tan provocativo como cree por ofender a los católicos, porque ya somos pocos los que quedamos, los que nos mantenemos fieles a nuestra fe. Desde ese punto de vista, puede alegrarse:

Lo más probable es que la acción legal interpuesta por unos sacerdotes, sea desechada por la Justicia y, aunque sea acogida, Usted habrá logrado su objetivo: tener sus 15 minutos de fama, ir a programas de farándula, ser entrevistado, ganar algo de dinero, etc. Todo a costa de la dignidad de Jesucristo, su Madre, y los miles de cristianos.

Pero no olvide que no lo habrá logrado por su “obra” en sí misma, sino por ofender a personas, que pueden pensar diferente de Usted, pero siguen siendo personas con dignidad. No sé si Usted sabrá el significado de esta palabra.

Creo que de vanguardista no tiene nada, nada. De artista nada, nada; porque la vanguardia y el buen arte se caracterizan por, a lo menos, dos cosas (en mi personal concepto):

1) originalidad fascinante: Un Monet y un Jackson Pollock en pintura son dos buenos ejemplos; y

2) consistencia interna, la que por definición crea un universo nuevo, distinto, único, que se sostiene por sí mismo.

En cambio, su “arte”, al menos su última “obra” que es la que conozco, sólo se sostiene en el insulto, mofa, blasfemia y sacrilegio respecto de una fe religiosa, lo que, por cierto, incluye personas con dignidad y, por tanto, merecedoras de respeto.

Si detesta tanto la fe católica, por que no escribe un libro contra ella. ¿Por qué no crea páginas web's o blog's y entra a debatir estos temas con un mínimo de argumentos?

Pero no.

Me parece que Usted no sería capaz de escribir un libro sobre temas religiosos. Las entrevistas suyas que he leído están empapeladas de clichés y mitos urbanos, de muchos años.

Sepa que se deja de odiar cuando se deja de ignorar.

Le recomiendo que investigue más sobre nuestra fe, pero por nuestras propias fuentes. Si quiere saber de alguien, lea y escuche a esa persona, no a sus enemigos, que todo lo distorsionan.

Señor Gamonal:

Rezo por Usted. Hago actos de desagravio constantes. Seguiré rezando y realizando tales actos por bastante tiempo, no sé hasta cuando.

Rezo y rezaré por su felicidad, terrenal y eterna; rezo y rezaré por las personas que Usted quiere y ama, para que estén bien, sean felices, vivan la vida que se merecen y que aspiran en su corazón.

Rezo y rezaré por su conversión, para que tome conciencia que lo que hizo es malo, muy grave.

Recuerde lo que hizo y dijo el mismo Cristo cuando esos mercaderes profanaron la Casa de su Padre. Lo que Usted hizo es igual, de la misma naturaleza y gravedad. Por eso, los que repudiamos sus actos, nos sentimos en el perfecto derecho de protestar contra sus acciones.

Por lo demás, el derecho a protestar es perfectamente legal. Hoy por hoy se protesta por cosas mucho menos importantes y nimias. Claramente, la fe ya no es un valor universalmente aceptado, como sí lo son la ecología y otros temas.

Lo que Usted ha hecho, en cambio, es ofender al mismo Dios, en el no cree; a su Hijo Único, a su Madre; personas que son el sentido de la vida de miles de seres humanos del mundo actual y de la Historia.

Usted se puso por encima de Dios y de una buena parte de la Humanidad. Se río de Dios y mucha gente humilde; no sólo de poderosos que detesta, le reitero.
Felicidades.

Si esta carta sirve para hacerlo recapacitar y reflexionar, me sentiré satisfecho. Si no, seguiré rezando por Usted. Sepa que ésta es la forma que tenemos los cristianos de poner la otra mejilla: rezando por los enemigos, enemigos que no hemos elegido ni buscado nosotros.

Gonzalo Verbal Stockmeyer
Estudiante de Historia, Universidad de los Andes
Catequista Parroquia de la Vera Cruz, Santiago centro

BenjaminAraya dijo...

Bueno, yo si lo considero arte, pero no por eso estoy de acuerdo con lo que se plantea. Me siento golpeado con esa obra y bueno, lo unico que me queda por decir es que a nosotros los cristianos, Cristo nos apaña diciendonos que nos perseguirán mucho en esta vida que se reirán de nosotros, nos gritarán, etc, pero bueno, asi es la vida de los cristianos comprometidos, una lucha contra el mundo. me gusta mucho el arte y voy a seguir revizando esta pagina.
te invito tambien a experimentar otro tipo de arte en:
www.padrejony.com o
www.sheriff-musica.tk
Chau. :)

Anónimo dijo...

Se agradese que alguien tenga la valentia de criticar a la iglesia catolica, buenisimo blog.

Anónimo dijo...

las imagenes y el texto, demustran que definitivamente a muerto la cruz cristiana.
ha sido un agrado encontrar este blog.
JENSEN.