lunes, septiembre 04, 2006

El hermano chico de Violeta y sus sobras públicas 2006


"Pase, pase", me dijo ella, mientras abría la típica puerta a medio caer de algunas casas campo, hechas de palos amarrados con alambre y con un gancho sujeto a un clavo que funciona como pestillo. Nicanor estaba a su lado y lucía un sombrero de ala y unas gafas oscuras. Un poco más allá, estaba Roberto, silencioso, con las manos en los bolsillos de su abrigo, mirando el pasto.
Ella me tomó del brazo y me dijo. "Esta es mi casa". Mientras avanzábamos, vi una tremenda pieza de madera tallada que estaba en el suelo, algo parecido a un emboque gigante.
-¿Qué es esto?
-Ah, esa es una campana de madera que tallé hace mucho tiempo. Mira, si la levantas tiene un gong también de madera. El único problema es que hay que ponerla allá arriba, en la copa de los árboles, para que suene.
"Ni un problema", le dije y les pedí a unos amigos que me acompañaban que la subieran. Mientras hacían esa operación, ella me miró a los ojos, como espiándome, y yo le pregunté:
-¿Eso es todo?
-No, pasa por acá.
Violeta me dio una palmada en la espalda y con su mano fuerte, abrió otra puerta igual a la anterior.
-Adelante. Este es mi campo, es lindo verdad.
-Uf, guau. Está total, es magnífico, justo lo que necesitaba.
-Yo sabía que te iba a gustar. El problema es que me lo cortaron con esa carretera que cruza por ahí. Pero igual no me afecta tanto. Como ves, hay harto verde y tengo un espacio vasto para que instales tu casa donde quieras.
-¿En serio?
-Sí y cuando tú quieras.

Este fue un sueño que tuve hace dos meses atrás y es lo primero que se me vino a la cabeza cuando me llegó la invitación a la Perrera Arte, para asistir a la inauguración de Obras Públicas, de Nicanor Parra, en el Centro Cultural Palacio de La Moneda.

Partí para allá con una chica muy guapa y divertida. Estacionamos en el primer subsuelo del palacio y a la entrada de la exposición leí la siguiente frase: "El alma del personaje, no las genialidades del autor". El espacio estaba lleno de gente. Artistas, intelectuales, políticos, militares, civiles, faranduleros, lindas mujeres, algunas no tanto, poseros, viejas emperifolladas, personas liposuccionadas y lo mejor de lo nuestro.

Después de esperar un rato y escuchar a la ministra de cultura, luego a la presidenta y "Al Hombre imaginario" del gran Nicanor Parra, trate de dar una vuelta por el espacio. No se podía avanzar mucho, así que tomé palco en uno de los niveles superiores. Allí estaba la polémica obra "El pago de Chile". Se trataba de una impresión digital que recortaba figuras humanas, las cuales tenían el rostro fotochopeado de todos los mandatarios de Chile, quienes pendían de una cuerda. Era para no creer que esa imagen haya provocado tanta alharaca. Más bien me pareció otro chiste fácil de don Nicanor, algo totalmente inofensivo y de muy bajo contenido lúdico. Para alucinaciones personales tengo mi agenda. Después observé los ataúdes con manubrio, las botellas "vacías del autor", la cama con gorros de lana, el sillón, etcétera. Todo muy repetido.

"Nicanor está cada vez más niño y parece que sueña recurrentemente con la muerte", le escuché al pasar a una espectadora.

Para mí, el mismo Nicanor es la obra. Me pregunto qué sería de estos artefactos sin su presencia. Neumáticos y computadoras apilados como escombros descontextualizados ¿Cuál es la idea del objeto encontrado e instalado aquí? ¿Cuál es la instancia de ordenación, el texto, la originalidad, la ironía? No lo sé por cierto. Yo me quedo con "Hojas de Parra", "Obra gruesa" y otras cosas que leí en el colegio.

Prefiero el sujeto poético más que el objeto poético. No sé, pero no me gusta poner poesía donde no la hay. Además, la metáfora y el chiste fácil de Nicanor ya lo conocemos. Por eso digo, con el debido respeto imaginario: ¿qué sería de toda esta gente imaginaria, de estos ignorantes admiradores sin este Hombre Imaginario? Formulada la pregunta, me fui de inmediato.

A la mañana siguiente, regresé a ver la exposición y descubrí en algunos artefactos nuevamente la genialidad irreverente del antipoeta. Me gustó esa frase de puño y letra repetida con distintas imágenes que versa: "Guess who where y when". También "Ese gueón dejó la caga", refiriéndose a un Jesús artesanal crucificado y "Cautiverio feliz", que muestra un consolador dentro de una gruta católica. También me gusto mucho la colección de antiguas maquinas de coser, en especial la obra " La Maquina Del Arte de la Mama de la Violeta Parra".

Con sarcasmo y creatividad, resuelve el ingenioso don Nica en frases que aluden a un viejo diario el Mercurio "La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas", y luego apunta "burgueses y proletarios" sobre trozos de un diario que muestran precisamente la inauguración del Centro Cultural de La Moneda, junto a un rollo de papel higiénico. En fin, como dice el poeta Armando Uribe; "en materia de poseía, de verso escrito, no hay conclusiones precisas. Ni lo uno ni lo otro. Sabiendo que no se puede escribir nada, son sólo expectoraciones".




Antonio Becerro
Artista visual y removedor cultural
Fotografía Andrés Gachón